pues no se yo lo que contare por aqui,seguro que habra cosas que seran creibles o no,pero......ah!

martes, 27 de diciembre de 2011

Poco tiempo estuvimos viviendo en Carlos III,la familia siguió creciendo y  nos trasladamos a unos 300 mts. C/ General Lobo o más conocida como la Glorieta ;aquí la casa nueva reunía más condiciones de espacio para la ya familia numerosa,pues éramos 4 hermanos en ese momento,pero en la glorieta aumentamos una más.Yo tendría unos 6 años.No me acuerdo de èste trajineo,pues es de seguro que yo no llevé ni un paquete(seguro que lo único que llevaría era esa eterna muñeca de pompi agujereado).Allí dejé mis primeros años y mis primeros amiguitos,a los que a algunos de ellos los seguía viendo porque a  esa edad empecé el colegio(antes se empezaba a esa edad) ,claro,vivíamos tan cerca del domicilio anterior que íbamos al mismo.

 Mi primera señorita se llamaba Fina,alta rubia con moño y gafas,más bien redondita;ella fue la encargada de que yo aprendiera las primeras letras en la pizarra.Aprendía pronto y a veces a algunas aventajadas nos encomendaba la tarea de aleccionar a otras de menos progreso en varias pizarras repartidas por la clase.Mi colegio,solo tenía  tres clases:pequeñas,medianas y grandes,algo así como las tallas de la ropa;si progresabas a su debido tiempo y al criterio de la señorita,ella te pasaba a la siguiente.Las niñas estábamos separadas de los niños por un muro no muy alto en el patio.El edificio de ellos era exactamente igual que el mío,pero a diferencia de nosotras,a ellos en la hora del recreo  los cuidaban dos marineros que allí estaban destinados,ya que èste pertenecía a la Armada.Yo no recuerdo que en el recreo hubiera mucho bocadillo,a mi , mi madre me daba 3 pesetas y todos los dias antes de entrar a las 9 de la mañana,me iba a ¨casa capricho¨ y  me daba 5 galletas de coco,de las cuales 2 por lo menos caían antes de entrar,y para que me durara mucho,le íba quitando la primera capa y me llevaba chupando el coco hasta dejarla bien blandita,y en la hora de recreo ya me zampaba las tres restantes ,las cuales nunca resultaban suficientes;pero no importaba porque varias niñas teníamos nuestro árbol particular donde nos subiamos y alli nos nutríamos de la naturaleza,la cual nos ofrecía unas flores de cuyo centro sacábamos el pan divino y así terminábamos de hacer nuestro segundo desayuno antes de seguir jugando y de escuchar la llamada por sevillanas de la señorita(tres o cuatro toques de palmadas de atención,ya se acabó y para dentro)


Debo recalcar que aunque por mi edad,claro,no tuve ningun protagonismo en la mudanza,el destino me guardaba la revancha.He tenido que hacer cambios de enseres unas diez veces,que de momento no las voy a contar todas,pero sí deciros que la primera vez fue cuando me casé,pero en esa ocasión no tuve mucho trabajo porque todo lo de mi marido y mio,cabía en una sola maleta,y los regalos de boda en un par de cajas.Cuando me iba a casar ya mi madre me dijo:¨¨el gato tambien te lo llevas¨¨oh! mi gato  Dinty,fruto del último parto de mi gata Toti,una gata que estaba en casa de mis abuelos por la azotea y que  paría 4 ó 5 veces al año;pues del último parto  me lo traje en una caja de zapatos encondido en el Ferrobús(una especie de tren tranvía que hacía trayecto Sanlúcar-San Fernando,ya la Renfe suprimió esta comunicacion férrea,no se sabe bien por qué).Asi que no fue muy agotadora la primera mudanza,maleta,dos cajas y como no! mi gato Dinty que ya podéis ver lo bien que nos entendíamos.!si hasta hacíamos duo y todo!.pues eso.

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